domingo, 23 de agosto de 2009

Crítica de "TOMACINE.COM"

Palpitación, sudoración, aceleración del pulso, naúseas. Eso es el pánico.

El sofoco que provoca Antichrist bien valen unos instantes sentado en un banco conteniendo la respiración, pausada a poder ser, antes de que se vuelvan a agolpar en la mente como si fueran diapositivas las imágenes que hemos presenciado.

Las guiños en algunos aspectos hacia El resplandor del genial Stanley Kubrick no hacen mas que alimentar la tensión para alcanzar el clímax. Allá por el año 1980 él fue quien creó un personaje turbio abocado a la enajenación. En este caso, Lars Von Trier se basa en ese sufrimiento interior para crear otra abominación; El anticristo.


Empezamos con un epílogo de bellísima factura, fotografía cuidada acompañada de música clásica para contrastar las duras secuencias que visionamos, al igual que ensalza la mezcla del blanco y negro con el color. Desde el principio quedan claras las intenciones del director Danés Lars Von Trier, un provocador nato que en esta ocasión se adentra en el perturbador universo de la mente. Para ello se vale de un terapeuta, Willem Dafoe, que debe adentrarse en la quebrada cabeza de su pareja Charlotte Gainsbourg, del mismo modo que se enfrenta a sus propios fantasmas.
Ese viaje subterráneo nos llevará a traves de 3 capítulos: el duelo, el dolor y la desesperación. Fases con las que habrá que enfrentarse si lo que se busca es salir del caos.

La tristeza es un sentimiento que también se puede catalogar como enfermedad. Una sensación fuera de toda lógica matemática y empírica que nos hace vulnerables. Es ahí donde Lars Von Trier campa a sus anchas, enseñando con desparpajo todo su potencial visual a merced de los miedos más palpables.
El dolor, la desesperanza, la tristeza. La llegada de los tres mendigos vaticinan malos presagios cargados de una maldad con increíble voracidad. Sea buscado o no, se puede plantear la aparición de las bestias en una asociación de ideas.
El zorro, el cuervo, el ciervo. La suma de ellos forman un todo que junto con nuestro cerebro es capaz de interpretar nuestra naturaleza.

Una pirámide en la que catalogar sus miedos de menor a mayor. Es la terapia con la que Willem Dafoe intenta volcar sus conocimientos para extirpar el mal que lleva dentro Charlotte Gainsbourg. Un mal que bien podría catalogarse como el anticristo, principal exponente de la lucha entre el bien y el mal. Es el bosque quien manda y engulle la esperanza, un escenario siniestro cargado de culpa que proviene del pasado e irrumpe en el presente.
Charlotte Gainsbourg obtuvo el premio a la mejor interpretación femenina en el
Festival de Cannes 2009 por este trabajo aunque su personaje sea difícil de digerir. Cuando la tristeza, el pánico y la locura se mezclan entre sí, el resultado es un cóctel explosivo. Por eso, veremos una actriz en estado de gracia consiguiendo que el espectador se adentre en su delirio.

Su compañero de reparto es un valor seguro, un Willem Dafoe que da la réplica al anticristo. El balance entre el bien el mal debía estar compensado y sin duda Lars Von Trier lo ha conseguido escogiendo a estos dos magníficos actores. Sus psicoanálisis y las terapias de choque son el agua bendita con la que deberá librar la batalla. Una batalla a muerte que dilucirá el desenlace final donde el psique y el cuerpo no atienden a razones.

Antichrist esta repleta de escenas crudas. El sexo explícito junto con la extrema violencia (física y mental) guía al público al umbral más tenebroso que se pueda imaginar, catapultando su oculta demencia al exterior. Los músculos se contraerán y no será hasta ver los créditos finales cuando veamos nuestras sudorosas manos pegadas a las butacas.
Aprende a respirar. Inspira. Cuenta hasta 5 lo más lento posible. Espira.
La controversia esta servida para los defensores y retractores de Lars Von Trier.

1 comentario:

  1. exelente la interpretacion psicoanalitica del dolor que hace el director, y la sensacion que deja al terminar la pelicula es unica.

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